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capítulo 4

Durante un tiempo Maximino y Pepe, que le acompañaba por gusto, fueron a visitar los primos a la casa de una exmujer de Ismael, donde todavía residían. Iban tres veces al día, incluso había días en los que se levantaban en plena noche para ir.   Tiempo después se mudaron a la casa de Lombera, en la que los primos estuvieron poco tiempo, ya que nada más cumplir los catorce se marcharon a Santander en busca de trabajo. Aunque parezca que no pasaron tiempo juntos, Pepe entabló una muy buena relación con ellos.   Pepe tenía la suerte, al ser mayor Maximino le llevaba a todas partes. Con él hizo los primeros viajes en tren a Santander para visitar a familiares o para cosas del trabajo.   Los domingos le llevaba a visitar a la familia por diferentes sitios de Cantabria. Cada semana era a un lugar y familiar distinto.   Teresa en esa época se encargaba de los niños, de la comida, de la limpieza y de muchas otras tareas. Era básicamente la que mantenía a la familia.   Además
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Capítulo 3

En el año 1942, cuando Pepe tenía ocho años, nació Mari Carmen, la última de los cinco hijos que tuvieron Teresa y Maximino.   Ya habían pasado tres años del final de la guerra, pero prácticamente todo seguía igual. Muchas zonas del pueblo seguían destruidas porque no había dinero para repararlas, cientos de familias estaban esperando a que el gobierno les diera la ayuda económica que habían prometido a las personas afectadas por la guerra y que al final solo unos pocos recibirían.     Pepe acababa de acabar el colegio y al contrario que mucha otra gente, él tuvo la oportunidad de seguir estudiando y paso al colegio de La Salle. Allí estaría once años, desde los ocho hasta los diecinueve.   Recuerda que el día que fue a apuntarse tuvo que pasar una especie de “prueba”. Primero le preguntaron si sabía leer, sumar y restar, algo que era necesario para entrar en esa escuela.   Después, para comprobarlo le hicieron recitar unos versos. El cura que le hizo la prueba le dijo

capítulo 2

Capítulo 2   Uno de los muchos recuerdos que marcarían la infancia de José Luis era el de los bombardeos.     Primero se escuchaba el agudo sonido de las sirenas, que funcionaban cual mensajero del peligro. Las mujeres bajaban a sus hijos en brazos hasta el sótano de la casona, que había sido habilitado como refugio antiaéreo. Los pocos hombres que no habían sido llamados al ejército se quedaban comprobando si quedaba gente en las habitaciones. Poco a poco el sonido de los aviones iba siendo más alto y a la vez espeluznante. Durante unos segundos se hacía el silencio, no se escuchaba ni respirar. De repente el suelo comenzaba a temblar, las paredes se agrietaban, caía polvo del techo, los bebés lloraban y la gente gritaba. Las bombas asolaban el pueblo.   A ojos de Pepe, que tenía tres o cuatro años, eso parecía una simple aventura como muchas otras que vivía en el pueblo, además hizo algún amigo en los refugios.   El tiempo que Maximino pasó en Valencia alistado en el

Capítulo 1

Capítulo 1      Esta historia comienza en la España de finales de los años veinte. Cuando el país estaba sumido en la más profunda pobreza, donde conseguir alimentar a una familia requería de unos esfuerzos inmensos, tanto económicos como laborales, y en los que la política era muy inestable, ya que estaba en constante cambio.    En tan solo una década, España pasó por la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, que duró tan solo siete años (1923-1930), también vivió una monarquía, que acabo con la abdicación de Alfonso Xlll en 1931 y la Segunda República española.   Mientras tanto, en Cantabria, una joven y humilde pareja se esforzaba por tener una vida cómoda para ellos y su futura familia, algo que en esa época y lugar era el sueño de cualquiera. Él se llamaba Maximino, era un joven con estudios básicos que abandonó la escuela con once años para ayudar en las labores de campo. Se ganaba la vida trabajando en la fábrica y en sus ratos libres recopilaba su día a día